jueves, 27 de mayo de 2010

Breaking Bad

AÑO 2008

DURACIÓN 45 minutos por capítulo

PAÍS EE.UU.

DIRECCIÓN Vince Gilligan

GUIÓN Vince Gilligan

REPARTO Bryan Cranston, Aaron Paul, Anna Gunn,
Dean Norris, Betsy Brandt, RJ Mitte

He vuelto a retomar esto del blog. La verdad, lo había dejado en el convencimiento de que nunca nadie había leído nada de lo que aquí escribo. Sin embargo, recientemente he descubierto que había dos personas en este mundo que leían mi blog. Bálsamo para mi vanidad, aquí estoy de nuevo. Una de esas dos personas que se han tomado la molestia de leer las chorradas que aquí escribo me ha dicho que mi crítica peca de destructiva. Por eso he decidido comenzar esta nueva temporada hablando de algo que me gusta, para variar. Aunque la verdad es que tengo el cargador lleno de improperios, pues en estos meses no he dejado de ver un montón de mierda. Pero bueno, tiempo habrá para eso, hoy me dedicaré a la laudatio.


Estos días todo el mundo, yo incluída, se ha dedicado a cantar las alabanzas o rasgarse las vestiduras, según el caso (yo soy del caso segundo), a cuenta del esperadísimo final de Lost. Yo aquí no voy a hablar del tema, pues creo que la cosa tampoco da para más. Pero, ya puestos con las series, voy a dedicar esta entrada a una buena, buenísima, serie que está en plena emisión en estos momentos, Breaking Bad.

De Breaking Bad me gusta todo, todo. El planteamiento en sí ya supone una apuesta que se escapa de lo convencial. Con un formato más semejante al del cine independiente americano que al televisivo, la serie cuenta la vida de Walt Withman (Bryan Cranston), profesor de química en un instituto de secundaria de Nuevo México. Walt es un hombre de familia, anodino, frustrado y que nunca ha roto las reglas. La serie arranca cuando le es diagnosticado un cáncer de pulmón incurable, muerte segura. Eso de tener un cáncer en EE.UU. no es solo que te mueras, es que te arruinas tú y tus hijos y los hijos de tus hijos. En consecuencia, el señor Withman siente que ha llegado la hora de dejar de comerse toda la mierda que le echan encima y decide usar sus conocimientos de química para conseguir el dinero que su familia necesitará en un futuro muy cercano, cuando él la haya palmado. Así que se pone a cocinar metaanfetamina con un ex-alumno que ya tiene experiencia en esas cosas, Jesse Pinkman (Aaron Paul). Y a partir de ahí todo lo que se nos cuenta cumple a rajatabla las leyes de la verosimilitud y eso es lo que le da a esta serie su auténtico valor. Pasan muchas cosas, algunas divertidas, otras absurdas, otras desconcertantes, pero todas, absolutamente todas, son verosímiles y responden a la inevitable fuerza de causas y efectos. Porque en Breaking Bad todo acto tiene sus consecuencias, sin caer por ello en lo predecible, al contrario, la historia cobra unas dimensiones totalmente inesperadas, pero simpre y en todo momento lo que vemos es creíble, podría suceder como se nos cuenta o, mejor dicho, muy probablemente así sucedería en la vida real. Y lo increíble, en estos tiempos que corren, es que en las tres temporadas que lleva Vince Gillian contándonos su historia no ha cedido ni un ápice; si la historia requiere ralentizar el ritmo, se ralentiza,. Las cosas en Breaking Bad suceden como en la vida misma, a su ritmo.

Conseguir una obra verosímil y que al mismo tiempo mantenga al espectador interesado requiere de muchas cosas. En primer lugar, tener algo que contar, algo real, una historia que contenga verdad. Gilligan la tiene, tiene su historia y tiene todo un contexto en que enmarcarla. La serie nos muestra la realidad estadounidense simple y sin ambages, descubrimos todas las miserias y vergüenzas de un país que nos tiene acostumbrados a una imagen completamente distorsionada de su propia realidad. Breaking Bad hace una crítica social inteligente y mesurada, sin caer nunca en la moralina ni el panfletarismo; al contrario, todo en ella es ácido y mordaz, cargado de humor negro. Para dar vida a esa buena historia es necesario contar con un reparto a la altura y Gilligan, sin duda, ha sabido encontrarlo. Los protagonistas, Bryan Cranston y Aaron Paul , han creado unos personajes humanos, cargados de contradicciones, que evolucionan y crecen en cada capítulo. Hace poco vi de nuevo el primer episodio y me ha sorprendido ver cómo los acontecimientos han ido moldeando a esos personajes. La verdad que impregna toda la serie está firmemente sustentada por la fantástica, casi diría impecable, interpretación de todos los actores que participan en Breaking Bad. Destacaría en especial el trabajo de Dean Norris, Hank Schrader en la ficción, que borda su papel.

En definitiva y resumiendo, Breaking Bad es uno de esos productos que no acostumbramos a ver en formato televisivo. Su modo de contar las cosas huye en todo momento de lo comercial, para crear una historia verosímil y cargada de humanidad que provoca en el espectador las más intensas emociones sin perder ni por un instante el hilo de lo que se está contando. Desde aquí la recomiendo en la convicción de que no defraudará a nadie (un consejo, buscad la versión original, doblada pierde muchísmo).

Breaking Bad es, simple y llanamente, genial.


4 comentarios:

  1. Serie imprescindible en los tiempos que corren, sobre todo si atendemos a la pedantería en que están cayendo los otrora clásicos, los que fueron maestros del hiperrealismo, hablo de Paul Simons y su muy decepcionante y, esa sí panfletaria, Tremé.

    En fin, una verdadera joya...

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  2. La verdad es que de Tremé solo he visto la mitad del primer capítulo, pero no me ha llamado la atención, se le ven demasiado las intenciones. The wire ha dejado el listón muy alto, aunque siempre hay unos mínimos ¿no?

    Hoy por hoy creo que Breaking Bad es la propuesta de más calidad. Que siga por mucho tiempo.

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  3. Buenísima temporada esta que acaba... nos deja a todos ansiosos por que comience la siguiente... Los dos últimos capítulos han sido brutales, si podíamos hablar de una bajada de tensión por momentos, los capítulos finales han colmado con creces nuestras expectativas.

    Muy interesantes tus comentarios, simpática canalla, como siempre suaves y equilibrados. Parece que no estás conectando bien con Woody Allen estas semanas, quizás influida por los ataques piratas del gobierno hebreo...

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  4. Buenísima temporada, sí señor. Lástima que tengamos que esperar tanto para saber cómo continuará después de este giro. Pero yo confío al 100% en Gilligan, que ya me ha demostrado que es un crack.
    Querido Juan Sin Miedo, espero que no confunda usted mis críticas cinematográficas con ideas de tipo político. La película de Woody Allen es mala con ataques sionistas o sin ellos. No hay que mezclar las cosas.

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